lunes, 23 de febrero de 2009

Australia: los fuertes incendios vuelven a sembrar el pánico


Las llamas, que ya causaron más de 200 muertos ,abarcan unas 70 hectáreas y amenazan algunas zonas residenciales en la periferia de Melbourne


SIDNEY (EFE).- Impulsados por una fuerte ola de calor, los devastadores incendios que ya causaron más de 200 muertos volvían a amenazar hoy a varias ciudades de Australia. Las llamas llegaron hoy a 30 metros de las primeras calles de zonas residenciales de la periferia de Melbourne, la capital del estado australiano de Victoria. El incendio en las afueras de Melbourne abarca una extensión de unas 70 hectáreas y amenaza las localidades de Upwey, Tecoma, Belgrave Heights, Belgrave South, Lysterfield y Narre Warren East, todas poblaciones a unos 40 kilómetros del centro de la capital de Victoria. "Son los barrios de la periferia de Melbourne. Estamos muy preocupados. La posibilidad de que alcance a los habitantes es muy seria, ha empezado a llegar a casas de Upwey, Tecoma y Belgrave South", indicó el subdirector del servicios de bomberos, Geoff Conway. "Los bomberos afrontan una larga lucha para poder conseguir que la zona sea segura", añadió Conway. Un centenar de bomberos, 20 camiones cisterna y dos helicópteros participan en las operaciones de extinción de este fuego que avanza en dirección sur. Por otro lado, los bomberos controlaron hoy el frente del incendio en Kilmore y Murrindindi, a unos 100 kilómetros al norte de Melbourne y que ha arrasó con 26.000 hectáreas. Sin embargo, preocupa el fuego del parque nacional de Wilsons Promontory, en el sureste del Estado y donde se calcinaron 21.000 hectáreas, y el de Bunyip Ridge, al oeste de Melbourne. En medio de ese escenario, Australia conmemoró el domingo una jornada de luto por las víctimas del "sábado negro", que corresponde al 7 de febrero de 2009, cuando comenzaron los incendios en Victoria después de dos semanas de una ola de calor sin precedentes en el sur de Australia. Estos incendios son el peor desastre natural del país en más de un siglo. La fatal combinación de altas temperaturas con vientos potentes generaron condiciones de horno que alimentaron el fuego, que se extendió por el estado de Victoria y Nueva Gales del Sur, y dejó cientos de muertos, 340.000 hectáreas devastadas y más de 750 viviendas destruidas.

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