Grupos de chicos que piden "una moneda" a cambio de este servicio, reaccionan en forma extorsiva cuando los conductores le niegan el pago. Coparon las principales intersecciones de la Ciudad
Antes se los solía ver con más frecuencia en la avenida 9 de Julio, pero ahora cambiaron algunos de sus sitios y eligieron, ente otros, a la intersección de Casares y Figueroa Alcrota o Libertador o Pueyrredón.Así, grupos de chicos o adolescentes, generalmente, con un balde de agua y detergente y un trapo en mano, ofrecen casi en forma coercitiva, sus servicios como limpiavidrios. "Hace unos días me enojé con uno que me tiró detergente en el vidrio, en Bullrich y Libertador. Y el tipo, bastante pasado de alcohol, me puteó y me dijo que me iba a pegar. Entonces le pregunté si él era un trabajador o un chorro. Se quedó mudo y bajó la marcha. Pero podría haber sido un lío porque eran varios", contó Guillermo López, un ciudadano común al dario Clarín.El modus operandi de estas bandas es arrojar agua en los parabrisas -sin que se lo solicite-. Para que no los detengan, suelen hacerlo desde atrás. "Siempre tengo monedas a mano, porque prefiero darles algo antes de que me agredan", cuenta Silvina Machado. AntecedentesEn los últimos tres meses, las bandas de limpiavidrios se enfrentaron con violencia a la Policía al menos dos veces. Una ocurrió en pleno Palermo, en Santa Fe y Juan B. Justo. Dos agentes que habían acudido al lugar porque un vecino realizó una denuncia en contra del grupo que ocupaba la esquina, terminaron heridos. Además, los agresores también solían romper la vidriera de la pinturería de esa esquina. En Once hubo otro incidente en Navidad. En esa ocasión, los limpiavidrios recibieron a la Policía arrojándoles piedras y botellas. Del otro lado del mundo, en algunas ciudades del mundo, como Roma este tipo de bandas protagoniza peleas entre bandas por el control del territorio. En Florencia llegaron a enfrentarse a cuchillazos, por lo que prohieron esta actividad.Más cerca, en nuestro país, precisamente en Villa Carlos Paz y en Mendoza tampoco está permitida esta práctica.
Antes se los solía ver con más frecuencia en la avenida 9 de Julio, pero ahora cambiaron algunos de sus sitios y eligieron, ente otros, a la intersección de Casares y Figueroa Alcrota o Libertador o Pueyrredón.Así, grupos de chicos o adolescentes, generalmente, con un balde de agua y detergente y un trapo en mano, ofrecen casi en forma coercitiva, sus servicios como limpiavidrios. "Hace unos días me enojé con uno que me tiró detergente en el vidrio, en Bullrich y Libertador. Y el tipo, bastante pasado de alcohol, me puteó y me dijo que me iba a pegar. Entonces le pregunté si él era un trabajador o un chorro. Se quedó mudo y bajó la marcha. Pero podría haber sido un lío porque eran varios", contó Guillermo López, un ciudadano común al dario Clarín.El modus operandi de estas bandas es arrojar agua en los parabrisas -sin que se lo solicite-. Para que no los detengan, suelen hacerlo desde atrás. "Siempre tengo monedas a mano, porque prefiero darles algo antes de que me agredan", cuenta Silvina Machado. AntecedentesEn los últimos tres meses, las bandas de limpiavidrios se enfrentaron con violencia a la Policía al menos dos veces. Una ocurrió en pleno Palermo, en Santa Fe y Juan B. Justo. Dos agentes que habían acudido al lugar porque un vecino realizó una denuncia en contra del grupo que ocupaba la esquina, terminaron heridos. Además, los agresores también solían romper la vidriera de la pinturería de esa esquina. En Once hubo otro incidente en Navidad. En esa ocasión, los limpiavidrios recibieron a la Policía arrojándoles piedras y botellas. Del otro lado del mundo, en algunas ciudades del mundo, como Roma este tipo de bandas protagoniza peleas entre bandas por el control del territorio. En Florencia llegaron a enfrentarse a cuchillazos, por lo que prohieron esta actividad.Más cerca, en nuestro país, precisamente en Villa Carlos Paz y en Mendoza tampoco está permitida esta práctica.
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