Chapa y pintura para la imagen de Cristina
Hace 15 días, en la Quinta de Olivos, después de uno de los partidos de fútbol de los sábados a la mañana que reúnen a buena parte del Gabinete y algunos voceros del Gobierno, Néstor Kirchner se sinceró frente a un puñado de fieles: estaba preocupado porque las encuestas –las verdaderas– le mostraban que la imagen de Cristina caía de manera preocupante mientras que la suya se mantenía en niveles aceptables . A partir de ese momento, contaron fuentes oficiales, el matrimonio presidencial decidió cambiar su estrategia de comunicación.“Más importante que pelear es acordar”, dijo ayer la Presidenta, con tono calmo, durante un acto del gremio UPCN, en el Luna Park, con todo el Gabinete presente, mientras Alberto Fernández mantenía la reunión con las autoridades del campo. A mediados de marzo, en un acto en la Casa Rosada, se había exaltado levantando sus dedos índices mientras agitaba su cabeza: “¡No me voy a someter a ninguna extorsión!”, gritó, y momentos después calificó a las protestas agrarias, que recién comenzaban, como “los piquetes de la abundancia”.Los discursos de CFK y los avisos televisivos en marcha buscarán un tono esperanzador. El giro se explica en los estudios motivacionales encargados por la Secretaría de Medios, de Enrique Albistur: la gente que hace unos meses admitía que los Kirchner les habían devuelto cierta expectativa, ahora se muestra escéptica. El punto de quiebre fue el larguísimo conflicto con el campo.
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